La cancha que le ha dado la política lo convierten en un "anfibio" que se mueve por entre todos los públicos... Por algo es el publicista más reconocido del país. Recordé a un muy querido colega mío que en un de los afanes de cierre de periódico hace muchos años editó (cortó) un artículo de Gabriel García Márquez en el diario El Espectador. Creo que hoy experimenté el rigor de ese pecado de pretender "cortarle el chorro" a alguien que sabe muy bien lo que está haciendo.
Cuando al final Duque quiso mostrar algo de su trabajo y, como un consuelo de tontos, lo único que atiné a hacer fue aplaudir para que lo hiciera. Habíamos rebasado el tiempo de la conferencia por más de media hora. Atrás del escenario, el grupo "La Fábrica" esperaba ansiosa poder instalar todo para iniciar su ensayo del toque del último día de las Jornadas. Pensé en el profe Juan Pablo Carrascal que se ha movido como hormiga para el cierre, pero no estaba dispuesto a volver a embarrarla poniéndole límites a la historia mejor contada que he escuchado de la imagen en el mundo.
Comprendí que Duque no hace charlas por cumplir, saca todo el arsenal y conduce por los laberintos de la expresión lo que ha sido el mundo con una lectura clara de lo que la comunicación puede hacer. A mi lado estaba Johanna Cristancho (Juana para sus amigos) y como para que no se me olvidara le dije: "No se te olvide que en últimas lo que tenemos que hacer en comunicación es intervenir la realidad". Esa misma realidad que Duque nos mostró desde la fotografía, los medios, el arte, el graffitti y la irreverencia de quienes han buscado cosas nuevas.
Salí satisfecho, aunque jamás olvidaré que por estar atado a la programación, traicioné lo que la mente y el corazón me dictaban: "A este hombre hay que escucharle el cuento completo pase lo que pase".
Del tercer día de las Jornadas me quedaron también otras imágenes:
- El corazón de la campaña "Colombia es Pasión" que me recordó el corazón encendido en llamas de un cuadro del Sagrado Corazón de Jesús con el que el poeta nadaista Gonzalo Arango pretendió encender un cigarrillo en la casa de "Cochise", la gloria del ciclismo colombiano de los años sesenta, después de clavarse una buena dosis de tequilas.
- La expectativa manejada por Mario Bertieri como estrategia para explicar la expectativa de los Reyes.
- Las propaganadas de Davivienda del Mundial.
- El lleno a reventar del Auditorio Javeriano a las tres de la tarde y la cara de desconcierto de muchos estudiantes de Comunicación y Administración cuando les dijeron que todo estaba full. No valió aquello que "aunque sea en las escaleras".
- Las propagandas de Davivienda y la campaña de Nike sobre el "jogo" bonito que no se vio en las canchas de Alemania.
- El espectáculo del montaje televisivo del Mundial...
- Claro.... No puedo olvidar ese maldito pedazo papel en el que le escribí a Carlos Duque anunciándole que le quedaban cinco minutos... Ojalá pudiera "hacerle delete" a esa parte.